El 20 de la calle Mayor
Simpática edificación de planta baja y una altura dedicada y habilitada para residencia, primero para religiosas mayores y en la actualidad para estudiantes. Su fachada sin tener la rotundidad del número 22, la suple sin embargo con su juego decorativo. La entrada y el balcón central pertenecen a un cuerpo ligeramente avanzado mientras que el resto queda atrasado tan solo en unos 3-5cm. Este detalle le da un juego dinámico que junto a lo acertado de la gama cromática aplicada sobre los distintos paños confieren un conjunto de cierta armonía con tendencia ligera al exceso. La rejería tiene toques de originalidad y ha sido adecuadamente restaurada que merced a su buen estado de conservación ha consistido básicamente en un tratamiento con pintura de aspecto forja.
Queremos hacer especial incidencia en el acierto de la elección de la carpintería, que es metálica sustituyendo a la original que era de madera pero se ha huido de imitaciones a madera que tan desafortunados resultados suele dar. Se ha optado por un tono marrón oscuro que sin intentar imitar nada queda perfectamente integrado.
Levantar un frontón para disimular la caída de las aguas y crear la ilusión de una terraza inexistente no suele ser una solución acertada. Es este caso somos especialmente indulgentes pues parece el remate adecuado a la solución decorativa elegida.
La “Casa de las Monjas” así conocida en el acervo popular, es sin duda el “capricho de la calle Mayor”.
Manuel Geómetra